El placer y el deseo se desbordan en una sola sensación física, ancestral... Donde dos cuerpos confluyen extasiados de lujuría y recorren en su ser cada uno de sus sentidos.
Quietos ahora, cautelosa y minusiosamente, esperan el preciso instante donde todo converge... Y es ahí, donde su sexo se desgarra, lujurioso y espectante ante los labios de su amante... Y es ahí, donde el sabor de la piel se transforma en néctar y el aroma del ambiente clama por su presencia...
Sonidos, inmersos en un mar de gemidos que arrasan con el silencio de las almas y llenan el lugar de colores....
Lujuría pretenciosa, amante del deseo, amante de un cuerpo fundido exactamente en rítmica y métrica... Cada retaso de ser se inunda de pasión insoslayable, indestructible... Cada centímetro de piel clama aún por más. Es más que tangible, es lo onírico hecho carne... Es sólo un instante...
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