Antes de partir...

En un momento del día, tal vez casi de modo desconcierto, una señal, se planta frente a vos para indicarte tal vez el camino correcto. El llanto de quien amas, provoca tu propio llanto. Sin demasiado preámbulo un cúmulo de ideas sobrevuelan mi cabeza, explotan, convergen, se inician, despiertan. Y es ahí donde sin previo aviso sufiente, cada una de mis moléculas se transforma en un millón de movimientos imperceptibles, continuos... Se entrelazan con la realidad, traspasan lo onírico y se presentan ante mí para dejarme ver lo incomprensible, lo invisible ante los ojos del necio, lo despechado ante los ojos de quien no tiene alma... Pero el día transcurre, y mi llanto se dispersa, no cesa, se transforma. Hay días que la vida, se ensaña en mostrarme que realmente vale la pena ser quien soy, que vale la pena amar como amo, y vale la pena luchar por lo que sueño... En esos instantes en que cada centímetro de mi ser denota el frío de lo ausente, cuando me invade el miedo de la angustía, en ese momento y con total claridad aparente, entiendo que ya no soy quien era, que solo quiero parar y descansar, que ya no tiene sentido las frivolidades ni los malos entendidos, que mi vida, la tuya y la de quien amas es tan efímera, que sólo resta amar. Amar tan vincularmente como te sea posible, amar lo que haces, amar a quien te acompaña, amar a quien te lastima para poder sentir la diferencia de las caricias en la cara. Soñar, es todo aquello que te hace osado, aquello que mueve tu mundo en paralelo con la sangre que te atraviesa. Vivir, sólo de eso se trata, sin más vagaje que el que tu alma impulsa... Para mi.... ( Y para quien lo desee..) Para vos , a donde estés...